Dossier del proyecto PINCHES ARTISTAS Título:


Un pan deprimido no
puede satisfacer el
hambre.


Resumen y desarrollo conceptual del proyecto


Esta propuesta curatorial presenta una investigación en conjunto con obras
multidisciplinares de carácter colectivo entorno a la transformación, concepción y
vinculación del pan en América Latina y el Caribe. La propuesta se articula en un
mosaico de posibilidades que conciben al pan como un alimento que activa
procesos de resistencia frente a pautas de marginalización y apropiación de la
historia. A su vez, concibe al pan como un símbolo de vida que ha sobrevivido a
las distintas oleadas de privatización capitalista y a las necesidades de ampliar y
reinventar la identidad, la historia a partir de la libertad poética y la construcción
colectiva, fuera de la imposición y la limitación que ejercen las industrias.
Las obras e investigaciones exploran en conjunto con la comunidad de niñes y
vecines, una nueva aventura de narrar y generar un estudio a diversas
cosmovisiones, tradiciones y condiciones locales en relación al pan, su
industrial- ización y las distintas maneras en que este ha sido interpretado a
través del tiempo. Con la intención de crear una multiplicidad de perspectivas
que en su lectura buscan renegociar las relaciones entre diversas modalidades
de tradición y contemporaneidad, que vaya más allá de toda imposición que
ejercen las industrias, y que apuestan a la posibilidad de la reinterpretación de la vida.


Seamos realistas, cocinemos lo imposible.


Cocinemos otra identidad, otra historia.


Cocinemos conexiones entre el pasado y el presente, entre lugares, tiempos o
estados de existencia distantes.


Fuera de formas y estilos de vida.


Un pan deprimido no puede satisfacer el hambre.

 


El enfoque multidisciplinario de la propuesta ha llevado a colaborar con
especialistas de distintas ramas de saberes y oficios, más la participación de la
comunidad (niñes y vecines de la Ciudad Vieja, y/o otres lados ). Estas obras se
están desarrollado en diferentes escalas temporales, cada una representa tanto
registros de acciones pasadas, acciones gráficas, como procesos de producción
en curso, donde el colective de artistas y la comunidad responde a aspectos de
la cultura y su correspondencia con el pan y a la dificultad de definir y nombrar lo
nuevo, siempre desde la imposición y la limitación que ejercen las palabras en el
territorio, la cultura alimentaria y la cultura local.

 


Antecedentes


Un símbolo más que un alimento, un alimento más que un símbolo, el pan se
arraiga, como arquetipo, sustento y elemento sagrado en lo más profundo de la
psiquis colectiva desde tiempos inmemoriales. Etimológicamente, viene de la voz
indoeuropea pa, que refiere a nutrir y proteger, y aparece en la raíz de palabras
como compañía y compañero, en las cuales se expresa la cualidad de compartir
el pan. El carácter sagrado del pan se instauró desde la antigüedad, debido a su
relevancia en el bienestar de los pueblos no nómades. Cuando una expedición
arqueológica en Egipto penetró en la tumba del faraón Tutankamón, se encontró
frente a una gran variedad de elementos y recipientes, algunos de los cuales
contenían semillas de trigo Khoresei. trigo con el cual fue demostrado que los
egipcios cocinaban su pan amasado desde hace al menos 6000 años atrás. En
Latinoamérica, antes de la llegada del europeo, y por ende del trigo y sus
derivados, ciertas tribus aborígenes hicieron el pan de casabe, un pan ácimo y
circular hecho a partir de la harina de yuca. Este pan autóctono, que fue
originalmente producido por nativos de toda la cuenca caribeña, se realiza aún
hoy en día por pueblos indígenas, como los Yekuana y demás etnias del oriente
de Venezuela, que mantienen viva la tradición. El pan, en la actualidad, también
se asocia a una región, o a una festividad, y sobre todo a movimientos
migratorios que marcan patrones alimentarios que producen fenómenos de
integración de cierta forma progresiva. Está hibridación se extiende al conjunto
de la sociedad y conformará la construcción de nuevos territorios alimentarios de
índole económico, político, cultural.
Bajo esta perspectiva, la cuestión que se deduce; un pan no es solo un alimento,
sino un sistema complejo de múltiples flujos interconectados y con múltiples
impactos a diferentes escalas. El pan, a través de sus más diversas
cosmovisiones, parece vaciar todas sus acepciones por un mismo núcleo del
cual se desprende quizá una idea universal, un símbolo primal de lo humano que
plantean formas de conexión entre natu- raleza, nutrición, fecundidad, economía,
circularidad, protección, ofrenda, cuerpo, forma, colonialismo, miseria,
sedentarismo, estética, hambre, adherencia, muerte, semilla, familia, tradición,
carbón, imperio, industrialización, calor, genocidio, agricultura, cultura, memoria,
esclavitud, gluten, y todo un sistema de cruce de acepciones que permite
construir diálogos entre espacios y distintos momentos de la vida.